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domingo, 27 de agosto de 2017

¿Y si no hubo una invasión militar musulmana en el 711?

¿Y si no hubo una invasión militar musulmana en el 711?

La semana pasada os comenté que había historiadores que discrepaban de la versión de la invasión musulmana de Tarik en el 711. No voy a citar fuentes, porque no las tengo a mano, porque sería inútil para la mayoría una lista de viejos libros en papel de los años 60 y 70 y porque las podéis conseguir, esas u otras similares, con una búsqueda en Google.

La versión «alternativa» de la historia

Según estos historiadores, revisionistas, que obvian un hecho significativo, la batalla de Poitiers del 732, para el resto de Europa batalla de Tours; en el 711 no existió ninguna invasión, tampoco ningún Tarik.
Su versión es que las divisiones en la nobleza visigoda, causadas sobre todo por la conversión al arrianismo de Recaredo y su posterior persecución del arrianismo llevó a facilitar una emigración musulmana apoyada por parte de los nobles arrianos, que sería lo que en un par de generación dio lugar a que los musulmanes, ya mayoritarios debido a la conversión de muchos arrianos al islam, tomasen el poder.
La versión de la invasión de Tarik, seria pues una invención del siglo XI o XII con el fin de consolidar la idea de la «Reconquista», mientras que la figura de Don Pelayo no sería más que un noble visigodo católico de segundo nivel que se había levantado contra sus señores al convertirse estos al islam.

Mis objeciones

Como digo hay varias cuestiones en contra de esta versión. La primera es la ya citada Batalla de Poitiers, ¿también emigraron a la dividida Francia?, allí no había arrianos y las divisiones eran políticas y dinásticas.
Otra objeción es que los historiadores que manifiestan esta versión mantienen que no hubo persecución de los católicos por parte de los arrianos y sí al revés, basándose en que la mayoría del pueblo era católico. Sin embargo, se olvidan de la persecución sufrida por Hermenegildo, el hermano mayor de Recaredo, por su propio padre Leovigildo por el hecho de hacerse católico. Cierto que no se perseguía al pueblo, pero sí cualquier atisbo de conversión entre los nobles.
Por otra parte tanto católicos como arrianos consideran a Jesucristo Hijos de Dios, mientras que para el islam es como mucho un profeta menor… ¿Tan pobre era la fe arriana que por unos pocos restos de poder (los altos cargos los obtuvieron árabes y bereberes) se cambiaron de fe?
Por otra parte las conversiones podrían haberse producido en la nobleza, pero siempre existió una parte importante del pueblo llano, los mozárabes, que mantuvieron sus ritos cristianos y católicos y su lengua romanizada, de la que provienen la mayoría de las versiones del habla castellana al sur del Tajo y las lenguas preexistentes antes de la reconquista, como el valenciano que ya se hablaba antes de Jaime I, o el más antiguo romance usado en la época del principado del Cid Campeador.

Lo verdaderamente preocupante

Esta versión alternativa no es más que eso: una versión no oficial de la historia elucubrada en base a la falta de documentos de una época en la que apenas los monasterios mantenía la cultura y en la que alguna leyes se finalizaba con la frase «El señor no firma porque es noble», dando a entender que los nobles, dedicados a la batalla ni sabían ni querían saber escribir.
Lo preocupante es que el planteamiento de una invasión silenciosa, de una emigración que poco a poco va tomando posiciones hasta allegar al punto de ser lo bastante fuerte como para hacerse con el poder, violentamente o no, es algo que ya no tenemos que contemplar como un hecho histórico: basta con mirar a nuestro alrededor y con ver los índices de natalidad y entre que poblaciones se fomenta el aborto, o al menos tiene existo ese fomento.
¿Sinceramente, creéis que cuando se hagan en el poder mantendrán vuestras leyes feministas y LGBT?

Y como siempre recordar que esto no es más que una opinión.
«Ni el amigo de tu enemigo es necesariamente tu enemigo, ni el enemigo de tu enemigo tiene por qué ser tu amigo»

lunes, 21 de agosto de 2017

¿Y de la cristianofobia cuando hablamos?

¿Y de la cristianofobia cuando hablamos?

Ya han pasado unos días del atentado de Barcelona. Como siempre algunos grupos han empezado a plantear que el atentado no debe generar un rechazo al islam, algunos incluso lo comparan con no haber generado rechazo a los vascos por ETA… olvidando algunos detalles. El ayuntamiento de Barcelona incluso ha hablado de un observatorio contra la islamofobia. Sin embargo, de lo que nadie habla es de la creciente cristianofobia en Europa.
Cristianofobia que se expresa en la impunidad con la que determinados grupos se burlan de la Iglesia y en general de las creencias cristianas. Critianofobia que se manifiesta en la impunidad con la que algunos grupos asaltan iglesias, incluso durante el culto, interrumpiendo con gritos y exhibición de desnudos. Critianofobia que se manifiesta en la exigencia a las iglesias cristianas de la aceptación de unas normas sexuales que no les son propias, mientras dichas exigencias no se les plantean a los musulmanes establecidos en Europa.


Cultura o religión

No soy un cristiano practicante, más bien soy un cristiano social. Personajes como el obispo Setien, durante años tolerado y apoyado por un Vaticano supuestamente de derechas, y su actitud respecto a ETA hicieron que, sumado a otros temas personales, decidiera prescindir de la institución en mi relación con Dios. Sin embargo, no dejó de reconocer que la influencia del cristianismo, en especial del catolicismo, en la formación del pensamiento actual europeo es básica.
Renunciar a nuestras raíces cristiana, negarlas u ocultarlas solo nos va a llevar a la extinción igual que un árbol se seca sin raíces. Acusar, como hacen algunos, a la religión, así en genérico, tras cada atentado islámico, sobre todo cuando la «imagen» de religión que presentan no es una mezquita sino una iglesia, no es neutralidad es cristianofobia.

Interna y externa

Cada vez que nos manifestamos en solidaridad por un atentado en Europa muchos protestan por el silencio ante los atentados en los países islámicos. Sí, ese silencio es de la gente, pero sobre todo de la prensa. De los medios que no dan relevancia a menos que las víctimas sean tropas internacionales. Sin embargo, lo que ninguno pone de manifiesto es que la mitad de los atentados en los países musulmanes son contra cristianos: coptos egipcios, coptos etíopes, siriacos, armenios, kurdos,…  son los más atacados y ante ellos los poderes occidentales callan, como callan cuando sus propios medios atacan al cristianismo en todas sus versiones. Y eso, aunque no lo quieran nombrar es cristianofobia.



domingo, 20 de agosto de 2017

El suicidio de Europa ¿Quién está detrás?

El suicidio de Europa ¿Quién está detrás?

La semana pasada os prometí que esta seguiría con el artículo sobre la libertad. Pero después del atentado de Barcelona no he tenido ánimo para terminarlo. En cambio sí me he animado hoy a escribir este. En el que voy a contaros mi punto de vista sobre lo que más de una vez he llamado el suicidio de Europa.
Como siempre ha habido reacciones, desde las más vomitivas, como apoyar a los terroristas o echar la culpa a las autoridades, hasta las más inútiles de velitas y lamentos. También he de decir que entre las más correctas se encuadran las de las fuerzas de seguridad, no solo por sus actuaciones en apoyo de las víctimas sino por su actitud abatiendo sin dudas ni vacilaciones a los viles asesinos.
Ya empiezan a pronunciarse algunos traidores en contra de las fuerzas de seguridad. Algunos que deberían ser abatidos como cómplices de los terroristas. Por suerte parece ser que su identidad va a ser preservada para evitar la ignominia.
Algunos se extrañaban de que no realizasen atentados islamistas en España, siendo como somos la puerta de Europa, que ya fue invadida una vez. Sin embargo, no debemos olvidar que la invasión de Tarik e el año 711 no fue una casualidad, tampoco que en ese momento habían llegado ahí, sino que se apoyaron en traidores y felones, en nobles visigodos que traicionando a su rey y su palabra les apoyaron en su invasión… hay otras teorías revisionistas que son aún más preocupantes, pero os hablaré de ellas en otro artículo.

Lo que la historia nos enseña

No solo la España visigoda estaba dividida y en continuas escaramuza y guerras civiles, también la Francia merovingia. No en vano los invasores árabes no fueron parados hasta la batalla de Poitiers (o según otros historiadores de Tours, para distinguirla de una posterior del siglo XIV) ciudad que si consultais en un mapa está más o menos a la altura del pico de Bretaña. ¿Y cómo llegaron tan al norte?: por las divisiones internas de los reinos cristianos.
Y ¿cuál es la situación ahora de España? ¿Es casualidad de que como consecuencia del atentado y de la respuesta policial el cuerpo de los mozos de escuadra, conocidos en catalán como mossos, cuya lealtad constitucional de los mandos es más que dudosa, sean el que más relevancia y prestigio han ganado en su eficaz respuesta?

¿Y el resto?

Cataluña no ha hecho más que recoger los frutos de las políticas equivocadas de sus gobiernos pasados. Las misa, aunque por distintos motivos, que han llevado a que en la Europa actual existan auténticas zonas donde las leyes nacionales europeas no se cumplen y las que sí lo hacen son las de la coránica sharía.
Una Europa que renuncia a sus raíces, lo mismo que Cataluña renuncia a su lengua mayoritaria en favor de un dialecto provenzal, reinventado en el siglo XIX, mediante la equivocada inclusión de lenguas ajenas como el bereber o el árabe.
Hoy muchos responden a los atentados con miedo, con cobardía, con rendición… y con ello ya han ganado.

miércoles, 9 de agosto de 2017

La libertad no se exporta

La libertad no se exporta

Durante todo el siglo XVIII muchos pensadores y filósofos se dedicaron a reflexionar sobre el poder al margen de la religión, o más bien deberíamos decir en contra de la Iglesia Católica, ya que afectó bastante poco a la estructura de poder de los países protestantes, donde ya se había producido una fractura total de la unidad política religiosa y la estructura organizativa había pasado a depender del príncipe de turno. Para muchos es el comienzo de la libertad, para otros el llamado siglo de la ilustración por dicha reflexión sobre la libertad.
Es cierto que también se avanzaron en otros campos de las ciencias, o al menos dichos avances fueron por primera vez públicos y bien considerados. Me viene a la mente el caso de Jerónimo de Beaumont; militar, inventor y noble del siglo XVI y XVII que diseñó maquinas a vapor, tornillos sin fin, potabilizadores de agua y otros muchos ingenios pero que nadie siguió su obra por considerarse una actividad poco adecuada para los nobles en su tiempo.
Sea como fuere la ilustración, en lo político, del siglo XVIII acabó en dos baños de sangre: uno corto y exitoso y otro largo y que acabó en un estrepitoso fracaso.
El primero empezó 16 de diciembre de 1773 con el denominado Motín del té. Culminó en el Tratado de París se firmó el 3 de septiembre de 1783. Pasando por la declaración de independencia de las trece colonias el  4 de julio de 1776. Aunque en realidad su culminación exitosa fue con la creación de la primera (por ahora única, pese a las varias enmiendas) Constitución de los Estados Unidos de América ratificada el 21 de junio de 1788. Una constitución y un nombre pensado para extenderse de Alaska a tierra de Fuego. Un sistema que puede no ser perfecto y que pasando de la teoría de Montesquieu de la separación de poderes se basa más bien en la compensación de poderes, haciendo que unos poderes se interrelacionen con otros y se contrapesen de forma que ninguno de ellos pueda tomar el poder absoluto.
Siguiendo con las prácticas consuetudinarias anglosajonas, en Estado Unidos, no podemos hablar de una separación real de poderes. No solo porque el tribunal supremo lo nombre el Presidente aunque sea sometido a la aceptación del Congreso. También porque los jueces, cualquier juez, con sus sentencias crean precedentes con valor de ley. El juego de vetos y contra vetos entre el legislativo y el ejecutivo, la posibilidad de legislar del ejecutivo mediante orden presidenciales, la de cualquier juez de paralizar una ley, sea del congreso o una orden presidencial, planteándole s constitucionalidad al supremo… todo ello hace que no podamos hablar de separación sino de interrelación de poderes, buscando el que ninguno sea lo bastante poderoso como para imponerse a los demás.

El segundo caso empezó 17 de junio de 1789 cuando parte de los estados franceses, la parte de la burguesía representada en el tercer estado, se constituyó en Asamblea Nacional y tras su disolución por orden del rey se reunió en un recinto dedicado a una variante del tenis o del frontón (según fuentes) para constituirse en Asamblea Nacional. Su revolución fue bastante más idealista y como tal condenada al fracaso. La supuesta libertad y democracia que iba a traer a la nación acabo en la dictadura del Terror de Robespierre y su Comité de salud Pública, del que él mismo fue víctima. Para acabar pasando de un absolutismo blando a la dura tiranía el primer imperio napoleónico o el absolutismo duro de la posterior restauración. Pese a la fama y los muchos fallos el absolutismo borbónico estaba moderado por los condicionantes históricos. Derechos (sobre todo fiscales) de muchos territorios, leyes particulares y privilegios históricos hacían que el poder de los reyes no fuera tan absoluto como mantienen los historiadores. La revolución Francesa, en una primera fase, eliminó todas esas antiguas leyes en Francia. Las guerras napoleónicas extendieron la eliminación de las mismas a toda Europa, fueran países conquistados, invadidos desde la alianza o asociados tras una derrota, mantuvieran o no a sus anteriores dirigentes. Así pues en España fue el rey José I el que derogó todos los antiguos fueros que permanecían, eliminó los impuestos nobiliarios e igualó a todos los españoles residieran dónde residiesen. Y eso se aplicó tanto a la España Europea como a la Americana o Asiática. Fue sobre esa base (y no sobre la constitución de 1812) sobre la que Fernando VII estableció su poder absoluto en 1823 con el apoyo de tropas venidas de Francia. Pero también fueron las derogaciones de leyes impuestas por Napoleón a la Confederación del Rin tras la disolución del Sacro Imperio Romano Germánico, o a Austria, y la mediatización de la nobleza de dichos territorios (dejándoles algunos privilegios pero eliminándoles el poder efectivo) las que permitieron que los reyes de Prusia o el emperador de Austria se constituyesen en poderes casi absolutos hasta su caída en la primera guerra mundial.

Este segundo caso no solo fue un fracaso total, sino que no extendió, en la práctica, la libertad por Europa, por mucho que algunos lo indiquen, como mucho favoreció la extensión de unas ideas, que tomaron vigor al ser reprimidas.